Es el estilo caracterizado por la transición de la música barroca hacia una música equilibrada entre estructura y melodía. Ocupa la segunda mitad del siglo XVIII. Franz Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven son tres de sus representantes más destacados.
Representantes destacados:
Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788), fue un músico y compositor alemán. Es a menudo referido como C. P. E. Bach. Está considerado uno de los fundadores del estilo clásico y uno de los compositores más importantes del periodo galante, aparte de ser el último gran maestro del clave hasta el siglo XX.
Franz Joseph Haydn (1732-1809), compositor austriaco, una de las figuras más influyentes en el desarrollo de la música del clasicismo. Compuso sus primeros cuartetos para cuerda. En 1759 fue nombrado director musical del conde Fernando Maximilian von Morzin. Desde 1761 hasta su muerte, trabajó al servicio de los príncipes Esterhazy ―primero Paul Anton y luego Nikolaus―, donde tuvo a su disposición una de las mejores orquestas de Europa.
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), compositor austriaco del periodo clásico. Uno de los más grandes e influyentes en la historia de la música occidental.Desde pequeño fue niño prodigio y un genio musical. Se dice que era el compositor perfecto, debido a que en sus borradores casi no se detectaba error alguno. Se caracterizaba por su estilo sencillo, claro y equilibrado, aunque sin huir la intensidad emocional. En su enorme producción musical (más de 600 obras, a pesar de su corta vida) destacan, entre muchos otros géneros musicales, sus conciertos para piano y sus óperas.
Ludwig van Beethoven (1770-1827), compositor alemán, considerado uno de los más grandes de la cultura occidental. Se formó en un ambiente propicio para el desarrollo de sus facultades aunque excesivamente rígido. Sus primeros brotes de talento musical fueron dirigidos de forma tiránica por la disciplina de su padre, que era tenor en la capilla de la corte. Beethoven ha sido reconocido tanto por sus principios clásicos como por su libertad de expresión, por lo que se lo sitúa como el último de los clásicos y el primero de los románticos.
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