Música popular
La música popular, en su sentido más amplio, se refiere a una serie de géneros musicales que tienen un gran atractivo y que generalmente son distribuidos a grandes audiencias a través de la industria de la música. Esto está en contraste tanto con la música culta, como con la música tradicional, las cuales normalmente se difunden académicamente o por vía oral, a audiencias locales, o más pequeñas.
Historia
Hasta finales del siglo XVIII, en Europa, las dos grandes corrientes musicales que había eran la que actualmente conocemos como música clásica, de tradición escrita y vinculada a la aristocracia, y la música folclórica (por entonces música popular), de tradición oral y vinculada a una población fundamentalmente rural.
Esta dualidad artística, que no hacía sino reflejar la clara división social y cultural del público, empezará a cambiar con el desarrollo de la Revolución Industrial. En países como Reino Unido y Francia, el crecimiento de las ciudades, la burguesía y el florecimiento de una clase media urbana interesada en la cultura, promueven la aparición de espectáculos músico-teatrales dirigidos a este público.7 Estos espectáculos se representarán de forma regular en lugares como las tabernas, jardines y salones de baile de Londres, o los teatros y los café-concert de París, y serán el caldo de cultivo para la creación y divulgación de canciones y otras composiciones que irán conformando una nueva corriente, la música popular urbana. Los primeros espectáculos de este tipo son el ballad opera y el music hall en el Reino Unido, el teatro de variedades y el vaudeville en Francia, y un tiempo después el minstrel show en EE. UU. A éstos se sumarían en las siguientes décadas nuevos formatos de espectáculos de variedades como el cabaret, la revista, el burlesque, etc.
Junto a este desarrollo del mundo del espectáculo se produce también un progresivo acercamiento de la música a los hogares de la gente, basado por un lado en el abaratamiento de los instrumentos musicales, y por otro en una disponibilidad cada vez mayor de partituras creadas para el consumo doméstico. Este nuevo mercado permitió que muchos compositores, que en épocas anteriores sólo podían trabajar bajo el encargo de una institución religiosa o como empleados de una corte o un importante mecenas, pudieran ahora convertirse en profesionales liberales. Sus creaciones serán comercializadas por editoras musicales que se encargarán también de tutelar los derechos de la composición. Ejemplos de estas creaciones se pueden encontrar en los lieder alemanes de Schumann o las canzonette italianas de Donizetti, para voz y piano, en las cuales hay a menudo una estructura similar a la de muchas canciones pop modernas. Un fenómeno similar ocurre en EE. UU. con la industria musical del Tin Pan Alley con fuertes raíces en folclore angloamericano.
Por último, en la segunda mitad del siglo XIX también cobra fuerza la ópera ligera u opereta, primero en París (con figuras como Jacques Offenbach y su popular cancán), después en Viena y Londres. En España también se practicó el género de la opereta, bajo el nombre de zarzuela.
Siglo XX
Los estilos de la música popular occidental del siglo XIX, que se nutrieron tanto de fuentes cultas como folclóricas, siguieron su desarrollo en el siglo XX paralelamente a la aparición de las nuevas corrientes como el jazz o el rock.
Hasta la década de 1960, en el terreno vocal prevaleció la canción ligera popularizada por los espectáculos de variedades y por los comienzos de la radio y del cine sonoro, conservando ciertos caracteres propios en cada país. Así ocurrió con el pop tradicional estadounidense con creaciones de Cole Porter o George Gershwin, la canción francesa o "chanson", la canción italiana donde destaca la canción napolitana, o la canción alemana (representada por el Kabarett y el Schlager). Igualmente sucede en España con la canción española, cuyo género más representativo es primero el cuplé y después la copla. Latinoamérica por su parte exportó géneros como el bolero o los ritmos de baile tan populares como el tango, la rumba o el mambo.
En la segunda mitad del siglo los espectáculos de variedades entran en franca decadencia, y aunque la canción ligera seguirá gozando de notable popularidad hasta nuestros días, irá cediendo terreno −sobre todo entre la gente joven− ante el avance de la moderna música pop/rock, de la cual recibirá una considerable influencia llegando incluso a confundirse con ella. El resultado es el género conocido como canción melódica. Señalar por último la pervivencia en todo el siglo XX de un género mixto entre teatro, música popular y baile que, con orígenes en el XIX, conservará su fortaleza hasta nuestros días: el musical. Con epicentro creativo en Broadway (Nueva York) y West End (Londres), el musical fructificó también en otras capitales europeas, latinoamericanas y asiáticas, y tuvo su reflejo también en el séptimo arte con adaptaciones o creaciones originales dentro del cine musical.
El pop y el rock
El rock and roll nació en los años 50 como una música animada y de ritmo rápido que surgía fundamentalmente de un maridaje interracial entre el rhythm and blues negro y el country blanco. En la década de los 60, las figuras dominantes del rock primigenio americano tuvieron que ceder protagonismo ante el avance de una nueva oleada de grupos británicos que habían recibido la influencia del rock and roll. Surge lo que se denominaría como Invasión británica. Bandas como The Beatles, contribuirían notablemente a la evolución del rock y al surgimiento de la nueva cara de la música popular blanca: la música pop. Al mismo tiempo, se consolidaron nuevas tendencias entre los norteamericanos de color, como el soul y el funk. Se produjo también en Estados Unidos un revival de la música folk, con la canción protesta.
Los años 70 vieron nacer nuevos estilos, como el hard rock (una variante del rock más dura y de guitarras eléctricas más distorsionadas), el reggae de origen jamaicano, el rock progresivo, el punk, el rap, la música disco (que dominó las pistas de baile), o los primeros pasos de la música electrónica en el ámbito de lo popular.
La incorporación de los sonidos sintetizados y la popularidad del videoclip marcaron la estética de la música pop de los 80. En los años 90, el grunge y el rock alternativo comparten protagonismo con el britpop en las listas de éxitos, mientras la escena dance, vinculada a las pistas de baile, desarrolla una cada vez más variada prole de subgéneros electrónicos (trance, drum and bass, chill-out...).
La música popular entra así finalmente en el siglo XXI con un ya amplio bagaje a sus espaldas, caracterizado por la multitud de géneros y estilos que han ido tomando forma década tras década, y conformando un extenso y variado cuerpo de música apreciado por gente de distintos gustos, edades, ideologías y extracciones sociales a lo largo y ancho de todo el mundo.
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